Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales en https://caoimhezrlb374308.blogginaway.com/39268263/anĂ¡lisis-del-cabezazo-de-zidane-en-la-final-de-2006